Sin embargo, el terreno de juego donde nuevamente plantean su peculiar batalla es la misma Europa donde supuestamente contribuyen a desarrollar la cuarta economía mundial tras USA, Japón y China (con permiso de Rusia).
El doble juego "de espías" con Cameron haciendo de poli malo y Clegg de poli bueno es casi patético. Se suma un tercero, el alcalde de Londres. Uno piensa "¿por qué este elemento se decide a exponer su cabeza por encima de los demás con estas declaraciones?". Ante mi confesa ignorancia de la política local, sólo puedo aventurar que quizá está tratando de convertirse en candidato a lugares más altos a costa de defender algo que seguramente una parte de ciudadanos puede pensar en su fuero interno, vaya usted a saber.
Mientras tanto, he superado una vez más mi capacidad de permanecer perplejo ante una realidad que supera las ficciones más descabelladas.
Como decía Kurtz ("Apocalypse Now"), el horror tiene rostro. Y hoy es londinense.
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